La noticia cayó como una bomba. Mariano Mera Figueroa habría sido expulsado de la Comisión Directiva de Juventud Antonina y, por ende, de su puesto como presidente de la Comisión de Fútbol del santo que él mismo había creado.
Y la data que tiró Nuevo Diario no debe llamar la atención en la Lerma y San Luis, y muchos menos a los hinchas antonianos, ya que la relación entre Mera Figueroa y Rubén González, el presidente, hace mucho tiempo que está rota, quebrada en mil pedazos.
En realidad los dos nunca se bancaron. Nunca tuvieron feeling. El hecho de que compartieran una lista sólo fue para las apariencias. Un matrimonio por conveniencia, y tarde o temprano esto iba a suceder en Juventud Antoniana.
A Mera Figueroa, muchos de sus pares, le reprochan el individualismo y la venta de “humo” a través de los medios. El muchacho que llegó de River Plate prometió muchas cosas, pero, hasta ahora, no cumplió ninguna.
En su último viaje a Buenos Aires, el “expulsado” vicepresidente antoniano habría mantenido un contacto con Daniel Passarella, titular millonario, para saber qué jugadores le podría presentar para armar una “sociedad” entre el club de Núñez y el de la Lerma y San Luis.
También el vice habló con Iván Delfino para que el entrenador renueve su contrato con la institución, luego de pagarle hasta el último centavo de su trabajo anterior. “El proyecto me entusiasma”, había dicho el DT. Claro que cuando debía juntarse con la CD para dar a conocer los detalles de la negociación, Mera Figueroa se encontró en la sede no había nadie y que el cónclave se había pospuesto.
En realidad, Rubén González, como si fuese un excelente número 10, le hizo una “gambeta” maradoneana, con caño incluído, y dejó fuera de juego a Mera Figueroa, ya que había comprometido su palabra de recibir al DT Gabriel Perrone.
¿Cuál será el futuro de Juventud? Nadie sabe qué pasará por la Lerma y San Luis. El lío es mayúsculo, el protagonismo que ganó en los últimos tiempos Mera Figueroa hizo que muchos lo vean como un verdadero “vendehumo”, y quieren alejarlo cuanto antes de la institución. Es que los González (Rubén y Fernando) no se bancan que alguien sea “más famoso” que ellos.
Y mientras esto ocurre, el antoniano se desangra en internas que dañan la imagen de un club que supo ser grande, y que está al borde del abismo por el egocentrismo que tienen sus dirigentes.
Por la Lerma y San Luis está todo mal, y el malhumor de los hinchas va creciendo a medida que pasan los días y ven cómo todavía el santo está sin entrenador y sin jugadores para afrontar el próximo Torneo Argentino A.
Se viene el estallido en Juventud Antoniana. Nada ni nadie podrá parar esta absurda guerra que tiene como máximos protagonistas a dos grupos bien diferenciados: Por un lado los Gonzalistas, y del otro los de Mero Figueroa.